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lunes, 19 de octubre de 2015

Quebrantahuesos en Picos de Europa


Sobre la Canal de Asotín se situaba el último nido de quebrantahuesos visto en Picos de Europa. Fue por los años 1960-1965 cuando una pareja del gran buitre naranja crió por última vez en estas montañas calizas de la Cordillera Cantábrica. Aquí tenían (y tienen) su hábitat idóneo porque el quebrantahuesos nunca se marchó por voluntad propia de Picos. Fue extinguido a mediados del siglo XX. De la misma forma que fue eliminado el lobo del Pirineo con los envenenamientos en el siglo XIX. Erradicado el lobo pirenaico, el quebrantahuesos voló libre y lo continúa haciendo. En Picos los envenenamientos no cesaron y el quebrantahuesos se alimentó de restos óseos tóxicos de los cánidos ibéricos hasta desaparecer. Su hábitat sigue casi, como lo dejó, con abundante comida (rebecos, corzos, ovejas, cabras, etc.). De sus huesos obtiene la osteína que necesita para alimentarse.


Y fue en el año 2006 cuando la Fundación Quebrantahuesos devolvió a éstas montañas lo que siempre fue suyo, una pareja de quebrantahuesos. Gracias a la labor de esta fundación (podéis conocer todo sobre la Fundación y el quebrantahuesos en el magnífico centro de interpretación ubicado en Benia de Onís) estas majestuosas rapaces han regresado a Picos de Europa. Y han vuelto para quedarse aunque la reintroducción no está siendo sencilla. La Fundación trabajó (hasta 2005) en la línea de crear las condiciones ambientales necesarias para el establecimiento permanente de los ejemplares de quebrantahuesos presentes en el entorno montañoso de los Picos de Europa, objetivo prioritario del proyecto de reintroducción de la especie. Realizó la suelta de ejemplares venidos desde el Pirineo en la zona del Cares y vela por el éxito de este complejo, ambicioso y precioso proyecto. El comportamiento territorial del águila real puso en jaque al gran buitre en 2014, que sigue luchando por quedarse. La zona de los Lagos de Covadonga es punto de referencia para intenatar observar el vuelo del gran buitre. Por la zona lacustre se mueve (el quebrantahuesos puede desplazarse unos 60 kilómetros al día) y de camino a los lagos, en el Mirador  de la Reina, se ha inaugurado este verano un comedero para aves carroñeras, el único existente en la región. En este lugar de alimentación el quebrantahuesos no es la única especie necrófaga observable, pero si la estrella del lugar.
Jaula para el quebrantahuesos en Picos
Comedero aves necrófagas en el Mirador de la Reina


Para conocer mejor la Vida del Quebrantahuesos en Picos os recomiendo hacerlo de la mano de La Casa de la Montaña y Fernando Ruiz, gran profesional y conocedor como pocos de los Picos, su morada  y lugar de trabajo. No es la primera vez que os hablo de mi buen amigo Tato (seguramente tampoco la última). Desde la Casa de la Montaña desarrolla la actividad que incluye una excursión de montaña en la que se visita una majada de pastores y el área de reintroducción del Quebrantahuesos. Aquí os dejo más info de la actividad.

jueves, 1 de octubre de 2015

Berrea del ciervo en las montañas de Aller


En el concejo asturiano de Aller las montañas suenan, más bien retumban, en estos días en los que los ciervos andan con la sangre alterada, en plena época de celo. Es la berrea del venado, uno de los espectáculos de la fauna Ibérica más esperados del otoño.
Durante la noche y a primera y última hora del día, la vida en el bosque cobra especial actividad en los meses de septiembre y octubre. Dependiendo de cómo haya venido el verano en cuanto a lluvias puede retrasarse alguna semana (como ha ocurrido este año), pero es habitualmente a mediados de septiembre cuando los venados comienzan su periodo de celo.  Es momento de defender territorios por parte de los machos y lucir poderío frente a las hembras. Las zonas donde abunda la comida y el agua son siempre los mejores territorios y los enormes machos de venado no dudan en entablar poderosas peleas chocando sus cuernas contra otros machos para conquistar a las hembras y formar su harén, que puede llegar a estar integrado por hasta 50 ciervas.


Es en esos momentos del día cuando los venados abandonan la seguridad del interior del bosque y salen a las carbas -zonas de arbusto donde crecen sobre todo de escobas, brezos y helechos-, para dejarse ver. No suelen alejarse mucho del bosque (hayedo en estas zonas), quedándose en las lindes arbóreas, al cual regresan cuando el calor comienza a adueñarse de la mañana. En días lluviosos y frescos el periodo de actividad es mayor.

Otros venados permanecen berreando en el interior del bosque, defendiendo con su potente sonido gutural su parcela de hayedo y saliendo de vez en cuando a los prados. Cuando uno permanece en silencio unos instantes se da cuenta de que están por todas partes y el visitante, como yo, bien que lo agradece, pues es a lo que he venido estos días a Aller, a disfrutar del espectáculo sonoro y visual de la berrea del venado. Como pude comprobar, sin duda uno de los mejores lugares de España para tal actividad.


He estado en muchos otros lugares observando la berrea pero en estas montañas asturianas de la Montaña Central, al sur del Principado, es diferente. Tiene además el componente de los paisajes cantábricos, de los bosques impenetrables -de robles y fundamentalmente hayas- que tapizan laderas de las que emergen cimas de más de dos mil metros de altitud, moles calcáreas y crestones, desfiladeros calizos como el Monumento Natural de las Foces de El Pino o las Foces de Río Aller. Creedme si os digo que ya sólo el acceso a los puntos de observación ya bien valen la pena; las panorámicas desde los altos y collados, caminar por el hayedo sintiendo el espíritu del escasísimo urogallo cantábrico… una delicia y una experiencia en sí misma.

Y es que estos días el tintineo de los cencerros de las vacas en los prados queda enmudecido por el bramido del ciervo y la visión de los enormes machos chocando sus cuernas que lucen poderosas en esta época. Sus cuernas caducas están programadas para ello; cada año, al llegar la primavera, los machos pierden sus cuernas para volver a salir en una nueva que será más grande, larga y robusta que la del año anterior. Con el paso de los meses estivales va creciendo a gran ritmo para tenerla lista en el mes de septiembre, cuando será su principal recurso seductor y defensivo durante la  los meses de celo.

Aquí los ciervos se ven quizá algo más lejos que en otras partes, pero el penetrante sonido de la berrea se escucha mejor que en ningún sitio, amplificado por los cuencas altas de los valles en los que se desarrolla el espectáculo. Los ciervos llevan ya quince días en plena actividad pero lo mejor está aún por llegar, cuando caigan las primeras lluvias del otoño y bajen las temperaturas que permitan prolongar el espectáculo. Es ahora pues cuando recomiendo que os acerquéis hasta las montañas de Aller, que lindan al este con la Reserva de la Biosfera de Redes y al oeste con la Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa. Aquí, en las partes altas de los valles del río Braña o San Isidro, Aller y de otros pequeños valles secundarios regados por ríos y arroyos tributarios, los sonidos de la berrea retumban a gran volumen gracias a las características topográficas de estos valles, que actúan como cajas de resonancia para la banda sonora del otoño. Bendita orografía una vez más. Algunas de las mejores zonas de observación están en la cuenca alta del río Aller, en lugares como La PandaCardeoCellero-El LlanónLa Tabierna, etc.

Para disfrutar de la berrea del ciervo el concejo de Aller ha creado la web laberreaenasturias.com, donde encontrar los alojamientos y empresas que ofrecen la actividad (a precio magnífico, por cierto). Lo dicho, os animo a disfrutar en las montañas de Aller del  espectáculo de la berrea del venado, un concierto que tiene lugar en función de mañana y tarde. Impresionante.