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jueves, 1 de octubre de 2015

Berrea del ciervo en las montañas de Aller


En el concejo asturiano de Aller las montañas suenan, más bien retumban, en estos días en los que los ciervos andan con la sangre alterada, en plena época de celo. Es la berrea del venado, uno de los espectáculos de la fauna Ibérica más esperados del otoño.
Durante la noche y a primera y última hora del día, la vida en el bosque cobra especial actividad en los meses de septiembre y octubre. Dependiendo de cómo haya venido el verano en cuanto a lluvias puede retrasarse alguna semana (como ha ocurrido este año), pero es habitualmente a mediados de septiembre cuando los venados comienzan su periodo de celo.  Es momento de defender territorios por parte de los machos y lucir poderío frente a las hembras. Las zonas donde abunda la comida y el agua son siempre los mejores territorios y los enormes machos de venado no dudan en entablar poderosas peleas chocando sus cuernas contra otros machos para conquistar a las hembras y formar su harén, que puede llegar a estar integrado por hasta 50 ciervas.


Es en esos momentos del día cuando los venados abandonan la seguridad del interior del bosque y salen a las carbas -zonas de arbusto donde crecen sobre todo de escobas, brezos y helechos-, para dejarse ver. No suelen alejarse mucho del bosque (hayedo en estas zonas), quedándose en las lindes arbóreas, al cual regresan cuando el calor comienza a adueñarse de la mañana. En días lluviosos y frescos el periodo de actividad es mayor.

Otros venados permanecen berreando en el interior del bosque, defendiendo con su potente sonido gutural su parcela de hayedo y saliendo de vez en cuando a los prados. Cuando uno permanece en silencio unos instantes se da cuenta de que están por todas partes y el visitante, como yo, bien que lo agradece, pues es a lo que he venido estos días a Aller, a disfrutar del espectáculo sonoro y visual de la berrea del venado. Como pude comprobar, sin duda uno de los mejores lugares de España para tal actividad.


He estado en muchos otros lugares observando la berrea pero en estas montañas asturianas de la Montaña Central, al sur del Principado, es diferente. Tiene además el componente de los paisajes cantábricos, de los bosques impenetrables -de robles y fundamentalmente hayas- que tapizan laderas de las que emergen cimas de más de dos mil metros de altitud, moles calcáreas y crestones, desfiladeros calizos como el Monumento Natural de las Foces de El Pino o las Foces de Río Aller. Creedme si os digo que ya sólo el acceso a los puntos de observación ya bien valen la pena; las panorámicas desde los altos y collados, caminar por el hayedo sintiendo el espíritu del escasísimo urogallo cantábrico… una delicia y una experiencia en sí misma.

Y es que estos días el tintineo de los cencerros de las vacas en los prados queda enmudecido por el bramido del ciervo y la visión de los enormes machos chocando sus cuernas que lucen poderosas en esta época. Sus cuernas caducas están programadas para ello; cada año, al llegar la primavera, los machos pierden sus cuernas para volver a salir en una nueva que será más grande, larga y robusta que la del año anterior. Con el paso de los meses estivales va creciendo a gran ritmo para tenerla lista en el mes de septiembre, cuando será su principal recurso seductor y defensivo durante la  los meses de celo.

Aquí los ciervos se ven quizá algo más lejos que en otras partes, pero el penetrante sonido de la berrea se escucha mejor que en ningún sitio, amplificado por los cuencas altas de los valles en los que se desarrolla el espectáculo. Los ciervos llevan ya quince días en plena actividad pero lo mejor está aún por llegar, cuando caigan las primeras lluvias del otoño y bajen las temperaturas que permitan prolongar el espectáculo. Es ahora pues cuando recomiendo que os acerquéis hasta las montañas de Aller, que lindan al este con la Reserva de la Biosfera de Redes y al oeste con la Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa. Aquí, en las partes altas de los valles del río Braña o San Isidro, Aller y de otros pequeños valles secundarios regados por ríos y arroyos tributarios, los sonidos de la berrea retumban a gran volumen gracias a las características topográficas de estos valles, que actúan como cajas de resonancia para la banda sonora del otoño. Bendita orografía una vez más. Algunas de las mejores zonas de observación están en la cuenca alta del río Aller, en lugares como La PandaCardeoCellero-El LlanónLa Tabierna, etc.

Para disfrutar de la berrea del ciervo el concejo de Aller ha creado la web laberreaenasturias.com, donde encontrar los alojamientos y empresas que ofrecen la actividad (a precio magnífico, por cierto). Lo dicho, os animo a disfrutar en las montañas de Aller del  espectáculo de la berrea del venado, un concierto que tiene lugar en función de mañana y tarde. Impresionante.

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