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miércoles, 26 de octubre de 2016

Hayedo de Monasterio de Hermo


El hayedo de Monasterio de Hermo, en Asturiases un bosque diferente por varios motivos. Por su tamaño grande, muy grande, el mayor bosque de hayas de Asturias y uno de los más extensos de la península Ibérica (más de 1.500 hectáreas). Por su ubicación, en los dominios del roble, en suelos de pizarras y donde la geología y el clima propician la aparición de otras especies atlánticas en detrimento del haya. De hecho, cerca crece el Bosque de Muniellos, el mayor robledal atlántico y uno de los mejor conservados de España; también una de las mejores representaciones europeas de estas formaciones boscosas.


Y también es diferente por carecer de senderos homologados que lo transiten. Así es, aquí el visitante no encontrará balizas blancas y rojas, ni amarillas y blancas, ni siquiera los colores verdes y blancos de los senderos locales. Tampoco carteles senderistas ni balizas. Entre las hayas hallarás bosque (permíteme este trabalenguas ortográfico), sólo flora en buen estado de conservación (pertenece a la Reserva de la Biosfera de Muniellos y está englobado en el parque natural Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias) a pesar de encontrarse en territorio con actividad minera.

Así que te propongo conocer este enorme bosque de hayas en pleno territorio del roble de una forma también diferente, mediante ecotouring y algún breve paseo que logre impregnarte de la magia otoñal de estos árboles marcescentes y caducifolios.

Por lo que a ecotouring respecta, la sinuosa y estrecha carretera local que desde Rengos se adentra por el valle del recién nacido río Narcea hasta Monasterio de Hermo es una invitación a la conducción lenta, especialmente a partir de Gedrez cuando el valle se estrecha y la masa de hayas en la ladera derecha (umbría) comienza a erigirse en protagonista del paisaje. En los tramos en los que el río corre paralelo al asfalto, la belleza es máxima.


De pronto el valle comienza a abrirse hacia su cabecera, donde se asienta entre prados, el tranquilo pueblecito  de Monasterio de Hermo. La carretera no termina aquí, continúa un par de kilómetros valle arriba hasta una barrera que indica que se entra en propiedad privada (no pasar). Más arriba aguarda alguna braña y los regatos que forman el nacimiento oficial del famoso río asturiano. Son las conocidas Fuentes del Narcea. Esos escasos kilómetros de carretera permiten al visitante, eso sí, ganar perspectiva sobre el Monte de Hermo, sobre la ladera tapizada de hayas a la que sólo es posible adentrarse a pie en cortos trechos mediante pistas y caminos. Es el lugar para conocer el interior del hayedo y su particular atmósfera. Rápidamente las sensaciones abren todos los poros de la piel, máxime al pensar que además de hojas multicolores, aquí moran osos, lobos urogallos… ummmm quien sabe…

domingo, 9 de octubre de 2016

La berrea del ciervo en Alto Campoo



Un penetrante bramido rompe el silencio en esta fría y soleada mañana en las montañas cantábricas. Emerge desde el fondo de un mar de escobas y brezos entre los que cuesta ver al responsable de semejante demostración de poderío sonoro. Le sigue otro berrido en un breve lapsus de tiempo. Y otro. Y otro más. No hay duda de que en esta ladera hay una notable densidad de venados. Poco a poco los protagonistas se dejan ver. Enormes cuernas de casi una decena de puntas asoman por encima de la vegetación como el periscopio de un submarino lo hace en la línea del mar.

Los grupos de hembras deambulan arriba y abajo por la ladera, alimentándose  casi sin cesar. Y eso es lo que cada macho ofrece a su harén: el territorio con los mejores pastos. El problema es que otros machos también piensan lo mismo…


Las lluvias se han retrasado mucho este año y a estas alturas del otoño, el ciclo de la berrea se acelera. Están en la semana de las cópulas y no hay tiempo que perder. Los nervios se suceden en las laderas y las peleas entre el macho de un territorio y otros machos visitantes se suceden. Es entonces cuando los berridos no cesan, y esta porción de la cordillera Cantábrica es una de las mejores zonas no sólo para escucharlo, sino para observarlo. Las hembras, más confiadas, tienen menos problema en dejarse ver pero en pocos sitios de la cornisa Cantábrica se pueden observar tan de cerca a los enormes venados.



Cada final de septiembre suelo ser fiel a una de las citas más estremecedoras con la naturaleza ibérica: la berrea del ciervo. En esta ocasión me he venido a disfrutar del espectáculo natural de la berrea a Alto Campoo (Cantabria), en las montañas donde nace el Ebro (y el Nansa, y un afluente del Pisuerga…). En las alturas del Circo de Alto Campoo y en compañía de Naturea Cantabria, empresa que realiza las visitas guiadas a la berrea cántabra en Liébana, Saja-Nansa y Alto Campoo. Repetiré.