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miércoles, 1 de octubre de 2014

Delta del Ebro, el gran humedal catalán


Moritos comunes.

Al sur de la provincia de Tarragona desemboca el río Ebro tras un recorrido de casi 1.000 kilómetros desde la Cordillera Cantábrica, tejiendo la que es la mayor cuenca hidrográfica de España.
En sus últimos kilómetros el Ebro no encuentra casi obstáculos naturales y desemboca en un terreno plano formando un gran delta en el que, en comunión con el Mare Nostrum, se forman dunas, barras, lagunas, marismas, playas, islas, etc.; todo un mosaico costero que, junto a los campos de cultivo -fundamentalmente arrozales- ofrecen a las aves todo cuanto necesitan en esta gran llanura. Alimento en cantidad y un hábitat bien conservado para las aves residentes, y muy preciado como parada para infinidad de especies migratorias.

En el Delta reside la mayor población mundial de Gaviota de Audouin.

Los hábitats que el delta ofrece en sus 7.736 hectáreas a sus huéspedes alados son muy variados: playas, bahías, dunas, salobrales, bosque de ribera, lagunas costeras, ojales, el río Ebro y el mar; y como huéspedes agradecidos, son miles las aves presentes en el delta en cualquier época del año y decenas de miles las que se concentran en época migratoria. Sin duda las más importantes son la gaviota de Audouin, el flamenco y el morito común pues aquí poseen estas especies la mayor colonia reproductora del mundo en el caso de la gaviota y la segunda mayor colonia de cría de España de flamencos y moritos.


En cualquiera de los paseos por el Delta y desde cualquier observatorio ornitológico, centrarán la atención de los visitantes la enorme variedad y cantidad de anátidas, ardeidas, limícolas, láridos, paseriformes, etc. Patos, garzas, gaviotas, pequeños pájaros, cautivarán sin duda los más pequeños de la casa que, prismático en mano, quedarán entusiasmados al ver un flamenco de cerca, el enorme pico curvado de los moritos comunes o el pico aplanado de las espátulas. Los más exigentes observadores de aves vendrán en busca de la garcilla cangrejera, del avetorillo común, de la garza imperial, de la pardela balear, del calamón común, el chotacabras pardo, el carricerín real, etc. No saldrán defraudados.

El Delta del Ebro no es sólo el humedal más importante de Cataluña, es también el segundo humedal de la península Ibérica y uno de los sitios Ramsar más importantes del Mediterráneo, ofreciendo sin duda una de las experiencias en la naturaleza catalana más destacadas.

Existe una fantástica red de senderos y observatorios para disfrutar de los diferentes enclaves del Delta; oferta de actividades a la que se une la posibilidad de navegar en alguno de los cruceros de la desembocadura, recorrer en bicicleta el Camí natural que viene de Tortosa o conocer el delta de la mano de MónNatura Delta de l’Ebre -en las salinas de La Tancada-, que además dispone de actividades diseñadas para familias y permiten conocer este espacio natural desde los pilares de la sal, la pesca tradicional y la observación de aves. Una visita al Ecomuseu en Deltebre y a la Casa de Fusta, centro de visitantes a orillas de la laguna de l’Encanyissada, son muy recomendables, a ser posible antes de la visita de campo, para sacar el mejor provecho de la estancia en el Delta.
Garcilla cangrejera.

Dulce o salda, el agua es un elemento fundamental en el Delta. Aquí viven unas 50 especies de peces y se desarrolla una pesca tradicional muy arraigada. Podéis ver el delta con la misma perspectiva que los pescadores a bordo de alguna de las embarcaciones tradicionales impulsadas por pértiga (pontona) que se alquilan para paseos en la laguna de l’Encanyissada.


Disfrutad del Delta del Ebro, uno de los parajes más sobresalientes del panorama natural español y por supuesto tomad un buen arroz o cualquiera de los pescados o productos locales.

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