Es ésta una experiencia de ver, pero sobre
todo de escuchar, la naturaleza; más concretamente la banda sonora por
excelencia en los bosques ibéricos: la berrea del ciervo. A comienzos del
otoño, entre mediados de septiembre y mediados de octubre aproximadamente,
tiene lugar el espectáculo del celo en los cérvidos ibéricos (ciervo común,
gamos y corzos). Más adelante tiene lugar la del bóvido endémico español (cabra
montés).
Este periodo de celo es conocido como Berrea
y depende de factores como la latitud y de parámetros climatológicos, este
periodo puede adelantarse o retrasarse unos días o incluso semanas.
La más espectacular por su sonido es la
berrea del ciervo común o europeo (Cervus
elaphus), que es el que habita la sierras catalanas. Es el cérvido más
grande de cuantos pueblan la península Ibérica y presenta un marcado dimorfismo
sexual, es decir, los machos y las hembras presentan claras diferencias que en
el caso del ciervo son, sobre todo, el mayor tamaño (pueden pesar hasta 200 kilogramos , casi
dos tercios más que las hembras) y mayor corpulencia de los machos además de
poseer unas cuernas, ausentes en las hembras. Las cuernas se renuevan cada año.
A finales del invierno se le caen por el empuje de la incipiente nueva
cornamenta que se desarrollará en primavera hasta alcanzar un porte mayor que
la del año anterior y añadir una nueva punta como marca de crecimiento. Por el
número de puntas de un ciervo macho se puede conocer estimativamente su edad. Los
varetos son los ciervos jóvenes, con
una sola punta, horquillones son los
que tienen dos puntas, etc.
Además de los fuertes bramidos o berridos que
emiten los machos para atraer a las hembras durante la berrea, las cuernas les
sirven para protagonizar violentas disputas con otros machos y ganarse el favor
del harén de hembras, apareándose con varias en cada celo. En mayo-junio los
cervatillos verán la luz y comenzarán a crecer junto a su madre y el resto de
hembras hasta alcanzar la madurez sexual, que en los machos es a los 2-3 años y
en las hembras a los 1-2 años. Es en los primeros 3-4 meses de vida, mientras
son amamantados por sus progenitoras, cuando tienen las características manchas
blancas o pintas en el pelaje.
En las semanas de septiembre y octubre, a
primera hora de la mañana y última de la tarde, además de la noche, los machos
comienzan a hacerse oír en el interior del bosque. No resulta fácil observarlos,
pero desde luego se dejan oír con fuerza, a varios kilómetros de distancia. Son
los dueños del bosque en estos días y así quieren mostrarse.
Una de las mayores poblaciones de ciervos
del Pirineo vive en la sierra del Boumort situada entre los valles de la
Noguera Pallaresa y del Segre. Una sierra que, frondosa y escarpada,
proporciona al ciervo toda la intimidad que necesita y que combina a la
perfección con las praderas en la linde de bosque donde gusta salir a
alimentarse. La Reserva Nacional de Caza de la Sierra del Boumort, con 13.097 hectáreas
(en su mayoría propiedad de la Generalitat de Catalunya), es además un enclave
muy importante desde el punto de vista de flora, con vegetación atlántica,
mediterránea y borealpina gracias al gradiente altitudinal que supera los 2.000 metros de
altitud (Cap de Boumort con 2.077
m .), y proporciona el hábitat idóneo para otras especies
sobresalientes de la fauna catalana pirenaica como el urogallo, el
quebrantahuesos, el buitre negro o el pito negro.
No dudéis en programar una visita con tiempo si queréis disfrutar de la
berrea en tribuna.
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