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viernes, 5 de diciembre de 2014

Cascada de La Cimbarra, Despeñaperros



El parque natural Despeñaperros, en Jaén, es probablemente uno de los espacios naturales por los que más gente pasa pero uno en los que menos gente se detiene. Me explico. Desde pequeñito, supongo que a muchos de vosotros os habrá pasado lo mismo, Despeñaperros se asociaba al paso crucial en los largos viajes por carretera entre la Meseta y Andalucía. El temido y eterno puerto de la N-IV. Con el paso de los años y la mejora de la red de carreteras, el paso de Despeñaperros ha dejado de ser tan tedioso pero no ha dejado de ser eso: un lugar de paso. Hoy quiero invitaros a bajaros del coche.


Hace unas semanas pasé por Despeñaperros con un objetivo bien distinto: quedarme un par de días. Tengo ese recuerdo familiar de los viajes en coche en el que a medio puerto leía el cartel de “Aldeaquemada 22 kilómetros”. Siempre pensaba dos cosas: algún día debía ir a ese pueblo (a pesar de su poco evocador nombre) del que siempre me quedaba a la misma distancia: 22 kilómetros. Con el paso del tiempo, aparte de leer “22 kilómetros” en ese cartel, he ido descubriendo una segunda lectura. Si estoy en medio de un puerto de montaña en el que no hay nada en 22 kilómetros hasta llegar al primer pueblo ¿debe haber mucha naturaleza en esa franja de terreno? Este año quería dar respuesta a esta pregunta.


Dos eran los objetivos en este periplo por el corazón de la Sierra Morena jienense y los dos en esos 22 kilómetros. Ambos en forma de rutas y con la famosa carretera A-6200 (aquella por la nunca me llegué a meter) como lugar de partida.

La primera de las rutas es la que lleva hasta el paraje natural de la cascada de la Cimbarra. La segunda, la que muestra el monumento natural de los Órganos. Vayamos por partes.


La Cimbarra (nombre local para denominar las cascadas) es una cascada potente enclavada en un paraje magnífico, en el linde con el parque natural Despeñaperros. Cuando llueve, la belleza y caudal de este salto de agua de 40 metros son mayúsculos. Se accede por una pista forestal de algo más de 2 kilómetros, en buen estado, desde el pueblo de Aldeaquemada. Una vez en el collado de la Cimbarra se puede realizar este recorrido circular de 1,2 kilómetros (30 minutos) empezando por la derecha (hacia las pozas de las Calderetas) o bien por la izquierda del cartel indicador hacia el mirador de El Desfiladero y el mirador de La Cimbarra, emplazados en un plano inclinado (meseta) de piedra llamado Plaza de Armas. Os recomiendo la segunda opción (a pesar de que los postes con flechas invitan a hacerlo por la derecha) pues nos toparemos con la cascada de frente. Para sacar fotos con sol de la cascada ha de hacerse a mediodía con el sol arriba o primera hora de la tarde.


El recorrido transcurre entre encinas, alcornoques, enebros y jaras, como plantas más representativas de este monte mediterráneo. Es un recorrido de baja dificultad que nos llevará finalmente hasta el mirador frente a la cascada, que se desploma desde el lateral de un farallón rocoso ciego. Las aguas del río Guarrizas se precipitan con estrépito entre los cortados de roca y fluyen hacia el valle, donde se unen a las del arroyo de Martín Pérez bajo la silueta del cerro de Piedras Blancas, entre una vegetación ribereña formada por alisos, almeces, fresnos, etc. Existe también un molino de agua y pinturas rupestres (Patrimonio de la Humanidad).

Aparte de la espectacularidad de la cascada el enclave es un buen ejemplo de geología (cuarcitas, pliegues, charnelas, arcillas, pizarras, areniscas, etc.). Un panel informativo en el mirador se encarga de explicar los diferentes estratos pertenecientes al periodo Ordovícico y que hace 500 millones de años estaban bajo el mar.


Los Órganos, quedan pendientes para el próximo post...

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