El parque natural Despeñaperros, en Jaén, es probablemente uno de los espacios naturales por los que
más gente pasa pero uno en los que menos gente se detiene. Me explico. Desde
pequeñito, supongo que a muchos de vosotros os habrá pasado lo mismo,
Despeñaperros se asociaba al paso crucial en los largos viajes por carretera
entre la Meseta y Andalucía. El temido y eterno puerto de la N-IV. Con el paso
de los años y la mejora de la red de carreteras, el paso de Despeñaperros ha
dejado de ser tan tedioso pero no ha dejado de ser eso: un lugar de paso. Hoy quiero invitaros a bajaros del coche.
Hace unas semanas pasé por
Despeñaperros con un objetivo bien distinto: quedarme un par de días. Tengo ese
recuerdo familiar de los viajes en coche en el que a medio puerto leía el
cartel de “Aldeaquemada 22
kilómetros ”. Siempre pensaba dos cosas: algún día debía
ir a ese pueblo (a pesar de su poco evocador nombre) del que siempre me quedaba
a la misma distancia: 22
kilómetros . Con el paso del tiempo, aparte de leer “22 kilómetros ” en ese
cartel, he ido descubriendo una segunda lectura. Si estoy en medio de un puerto
de montaña en el que no hay nada en 22 kilómetros hasta
llegar al primer pueblo ¿debe haber mucha naturaleza en esa franja de terreno?
Este año quería dar respuesta a esta pregunta.
Dos eran los objetivos en
este periplo por el corazón de la Sierra Morena jienense y los dos en esos 22 kilómetros . Ambos
en forma de rutas y con la famosa carretera A-6200 (aquella por la nunca me
llegué a meter) como lugar de partida.
La primera de las rutas es
la que lleva hasta el paraje natural de la cascada
de la Cimbarra. La segunda, la que muestra el monumento natural de los Órganos. Vayamos por partes.
La Cimbarra (nombre local
para denominar las cascadas) es una cascada potente enclavada en un paraje
magnífico, en el linde con el parque natural Despeñaperros. Cuando llueve, la
belleza y caudal de este salto de agua de 40 metros son mayúsculos.
Se accede por una pista forestal de algo más de 2 kilómetros , en buen
estado, desde el pueblo de Aldeaquemada. Una vez en el collado de la Cimbarra
se puede realizar este recorrido circular de 1,2 kilómetros (30
minutos) empezando por la derecha (hacia las pozas de las Calderetas) o bien por la izquierda del cartel
indicador hacia el mirador de El
Desfiladero y el mirador de La
Cimbarra, emplazados en un plano inclinado (meseta) de piedra llamado Plaza
de Armas. Os recomiendo la segunda opción (a pesar de que los postes con
flechas invitan a hacerlo por la derecha) pues nos toparemos con la cascada de
frente. Para sacar fotos con sol de la cascada ha de hacerse a mediodía con el
sol arriba o primera hora de la tarde.
El recorrido transcurre
entre encinas, alcornoques, enebros y jaras, como plantas más representativas
de este monte mediterráneo. Es un recorrido de baja dificultad que nos llevará finalmente
hasta el mirador frente a la cascada, que se desploma desde el lateral de un
farallón rocoso ciego. Las aguas del río
Guarrizas se precipitan con estrépito entre los cortados de roca y fluyen
hacia el valle, donde se unen a las del arroyo de Martín Pérez bajo la silueta
del cerro de Piedras Blancas, entre una vegetación ribereña formada por alisos,
almeces, fresnos, etc. Existe también un molino de agua y pinturas rupestres
(Patrimonio de la Humanidad).
Aparte de la
espectacularidad de la cascada el enclave es un buen ejemplo de geología
(cuarcitas, pliegues, charnelas, arcillas, pizarras, areniscas, etc.). Un panel
informativo en el mirador se encarga de explicar los diferentes estratos
pertenecientes al periodo Ordovícico y que hace 500 millones de años estaban
bajo el mar.
Los Órganos, quedan
pendientes para el próximo post...
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