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jueves, 15 de enero de 2015

Subida al alto de Garajonay

Este lugar es el punto culminante de la apasionada historia de amor entre Gara y Jonay, una muchacha gomera y un guanche de la vecina isla de Tenerife. Su amor perseguido les llevó a huir hasta la parte más alta de la isla, a 1.500 metros de altitud, en donde sellaron su cariño eterno mediante un abrazo mortal con una afilada rama de brezo que atravesó sus pechos. Allí fallecieron abrazados los jóvenes y el lugar pasó a bautizarse en su honor como Garajonay, el punto más alto de La Gomera, y también uno de los parques nacionales más singulares del mundo. Lo que no es leyenda es sin duda la excepcional vista panorámica circular: Tenerife, que parece tocarse con la mano, El Hierro y La Palma. Cuatro islas que tienen en común la presencia de un bosque relicto de la Era terciaria: la laurisilva canaria. De ellas, el bosque más grande y mejor conservado es el que tenemos bajo nuestros pies.


Alto de Garajonay se llega desde cualquier punto de la isla; muchos son los senderos que conducen hasta el monteverde que cubre la parte alta de La Gomera, corazón del parque nacional (85% de su superficie) y de la biodiversidad de este espacio natural protegido. Casi todas estas sendas confluyen en el alto del Contadero (accesible en vehículo por la carretera dorsal), desde donde ya sólo resta un salto hasta la cima. Se tarda 25 minutos escasos a través la senda por el brezal de cumbre que conduce hasta el alto, al principio por una pista enlosada y después por el sendero, más directo. Es la ruta SPN3 del mapa parque nacional Garajonay, editado por el CNIG y Parques Nacionales. La ruta 7 en la señalización de la red senderista del parque.


Arriba reciben al visitante no sólo un conjunto arqueológico aborigen –espiritual, ceremonial y lugar de sacrificios-, sino unas panorámicas circulares impresionantes sobre las islas vecinas y la propia isla gomera. También la Fortaleza de Chipude, a la que recientemente dediqué un post. Ninguna otra isla canaria, ni ningún otro parque nacional español, están coronados en su punto más alto por ningún resto arqueológico.

La subida hasta el Alto suele estar preciosa y muy floreada. Cientos de florecillas –en gran parte endémicas- acompañan a un brezal que sorprende por su tamaño. Los brezos llegan en determinadas zonas del parque a un porte de 20 metros de altura. Algo excepcional y reflejo del gigantismo que adoptan como estrategia muchas especies de flora que alcanzan talla de árbol cuando en otros lugares de su área de distribución mundial no pasan de hierba. Otra de las singularidades de este bosque siempre verde, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1986, cinco años después de pasar a engrosar la red de parques nacionales españoles.



Desde el alto es posible ver el mar de nubes que habitualmente cubre la parte norte de la isla, sobre los valles de San Sebastián, Hermigua, Agulo y Vallehermoso. Esas nubes son las responsables de la existencia del Monteverde. En 20 minutos estaremos de nuevo abajo, en el alto del Contadero. Eje vertebral de muchos de los senderos que atraviesan la dorsal gomera. Al ser una ruta corta es perfecta para enlazar con cualquiera de ellos (Pajarito, Laguna Grande, Las Mimbreras o la Gran Circular, por ejemplo). Al final de la jornada nada mejor que alojarse en alguno de los alojamientos rurales de la asociación Isla Rural, con sede en Hermigua. La pausa perfecta para reponer fuerzas y preparar la siguiente ruta en un ambiente rural privilegiado.

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