El Cabo de Creus es un lugar mágico,
hechizante, extraterrestre. Al magnetismo que supone su ubicación geográfica
como el extremo de tierra más oriental de la Península Ibérica se une el de su
origen geológico, como el extremo del Pirineo Axial. Aquí comienza (o acaba) el
Pirineo.
El origen de los Pirineos hay que buscarlo
en la Orogenia Alpina, hace unos 250 millones de años, cuando se crearon
también los Alpes y los Himalayas. Todos forman parte de un cinturón montañoso
formado en los bordes de las placas tectónicas, pero es hace entre 85 y 24
millones de años, al final del Mesozoico (Cretácico Superior), cuando la
colisión entre la placa Ibérica y la placa Europea produce un plegamiento que
hace que la cadena montañosa pirenaica se levante y emerja del mar dando lugar
a la cordillera tal y como hoy la vemos. Bueno, bastante aproximadamente a como
hoy la vemos, pues el aspecto externo de las montañas se continúa modelando a
diario mediante los procesos erosivos que lenta pero incesantemente van
cambiando el aspecto del terreno.
Geológicamente hablando los Pirineos se
extienden desde el fondo del Atlántico, en el Golfo de Vizcaya, hasta la
Provenza francesa, donde se tocan con Los Alpes, si bien es en el Cabo Creus donde
la cordillera desparece a los ojos por el este, en el Mediterráneo.
En este punto donde el Pirineo se baña el
paisaje es además radicalmente distinto al resto, fruto de la composición
geológica de la roca y minerales de este esquinado rincón catalán y la acción
del mar y de la Tramontana, no es sólo
diferente, sino que un paisaje único en el mundo. Casi extraterrestre.
La máxima representación es el Paraje de Tudela, en la Punta del Cabo de
Creus, donde se pueden ver afloramientos de roca, pliegues rocosos y vetas
minerales de formas y coloraciones sorprendentes. Los más frecuentes son
pegmatitas, esquistos, gneis, cuarcitas y pizarras. Fruto de altas temperaturas
y presiones los minerales más diversos se mezclaron y sentaron la base del
actual paisaje. Los agentes erosivos externos van haciendo el resto…
Un interesante itinerario recorre el paraje
y permite tener un contacto directo con esta caprichosa geología del parque
natural.
En el parque natural del Cabo de Creus (Girona),
el primer parque marítimo terrestre creado en Cataluña (1998), destaca además
un rica fauna (águila perdicera, halcón peregrino, cormorán moñudo, etc.) y una
importante flora, con más de 1.000 especies de plantas y una gran
biodiversidad. Crecen en el parque encinas, pinos, alcornoques, robles,
lentiscos, enebros, etc. Destaca la forma retorcida de los enebros por acción
del viento en la zona del Cabo, donde crecen otras plantas herbáceas
importantes como la armeria marina, el espantazorras o la endémica local Seseli farrenyi.
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