Al sur de la provincia de Tarragona, donde se dan la mano las
comunidades Cataluña, Aragón y Castellón, Els Ports se levanta con sus casi 1.500 metros de
altitud como una barrera natural calcárea con una vertiente sudeste de clima
suave, atemperado y una mitad occidental más continental. Las partes más altas
y escarpadas de ambas vertientes constituyen el hábitat idóneo para la cabra montés, que cuenta en el parque natural de Els Ports con la principal población de Cataluña de
este endemismo ibérico y una de las principales poblaciones peninsulares.
Entre sus riscos y escarpes se mueven gráciles estos bóvidos, gracias
a sus pezuñas perfectamente adaptadas al relieve. Se trata de la cabra montés de la subespecie hispanica (Capra pyrenaica subsp. hispanica), que se distribuye por las
sierras litorales de la península Ibérica. En los sistemas montañosos centrales
está presente la (Capra pyrenaica subsp.
victoriae), que presenta diferencias con la cabra de Els Ports, como por
ejemplo en la forma de los grandes cuernos de los machos.
Las cabras no son muy amigas del viento así que en los días ventosos,
búscalas en las zonas más protegidas, al abrigo de paredes rocosas. No será
difícil observarlas a primera hora de la mañana y última de la tarde, cuando
están más activas, en las laderas pedregosas. También asomadas al vacío. Buscad
sus siluetas recortadas con el azul del cielo en las partes altas de los
escarpes rocosos. Resulta impresionante observar la facilidad con la que saltan
de roca en roca desafiando a la verticalidad de algunos riscos y cuestionando
incluso la propia ley de la Gravedad. Si newton levantara la cabeza quizá se
replantería su teoría viendo desenvolverse a las cabras. En la época de celo, a
finales del otoño y comienzos del inverno, las peleas entre los grandes machos
haciendo chocar violentamente sus fortísimos y enormes cuernos para ganarse el
dominio de la manda y el harén de hembras adultas, ponen los pelos de punta.
Pocos espectáculos en la naturaleza española superan a esta sonora y belicosa
berrea.
Durante estos días de junio en Els Ports, he tenido la suerte de observar
también a las pequeñas crías, que apenas cuentan con un mes de vida.
El íbice ibérico o cabra
montés es el principal motivo que me ha traído en esta ocasión al parque
natural de Els Ports, pero no el único. El resto de su fauna y la biodiversidad
de flora hacen que este parque se encuentre entre los más interesantes de la
geografía catalana.
El principal interés desde
el punto de vista de las aves probablemente resida en las aves, pues a las
sedentarias águila real, águila perdicera, halcón peregrino, azor, buitre
leonado, etc., se suman en el verano el águila culebrera, el alimoche y el
águila o aguililla calzada. Sobresaliente es la importancia que la herpetofauna
tiene Els Ports, donde habitan más del
50% de las especies de anfibios y de reptiles que existen en Cataluña.
Las marcadas diferencias
entre el clima de ambas vertientes marca la distribución de la vegetación
presente en cada una y la existencia de especies mediterráneas (sobre todo),
pero también eurosiberianas y boreoalpinas que se traducen en una amplia
variedad de plantas y el hecho de que en estas montañas crezcan un millar de
especies: encinas, pinos laricios y pinos silvestres, tejos a los que acompañan
arbustos como el boj, la coscoja, el palmito, etc. Me quedo con la presencia de
un buen número de endemismos, entre los que citar por ejemplo el sauce de roca
y sobre todo con las formaciones de bosques de haya. Al sur de Els Ports, en
las partes más umbrosas, crecen los hayedos
más meridionales de Cataluña y que se encuentran a la vez entre los más
meridionales del continente europeo.
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