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Primeras luces de la mañana en el coto, hábitat del lince ibérico |
Todavía es casi de noche en El Rocío. El alba pronto nos sorprenderá,
pero lo hará ya metidos en el 4x4, a salvo de los rigores de una fresca mañana
a pesar de estar en verano. Vamos a realizar un safari fotográfico en la zona norte
del parque nacional Doñana, por donde se mueven algunos de los linces ibéricos
que moran estos parajes andaluces. En Doñana vive la segunda población del
felino más amenazado del planeta. La primera está algo más al norte, también en
tierras andaluzas, en las estribaciones meridionales de Sierra Morena, dentro
de los parques naturales de la Sierra de Andújar (Jaén) y de la Sierra de Cardeña-Montoro
(Córdoba). Según el último censo (2013), 169 linces se mueven en la zona de
Andújar-Cardeña y 85 en la zona Doñana-Aljarafe.
En esta ocasión estoy en Doñana, moviéndome por los cotos, ese
ecosistema de pinos y acebuches con suelo arenoso donde crece sobre todo el
lentisco. Es el medio natural del lince, que se mueve también por la vera, el
ecosistema de transición entre el bosque (coto) y la marisma. No sería raro
toparse con algún lince campando por la vera, enclave predilecto por otra parte
para ciervos y gamos. Pero esto de buscar y encontrar al lince, tiene mucho de
experiencia (la del guía rastreador) para conocer por dónde se mueve el felino
según la época del año y su ciclo biológico, en qué momento del día, etc. y tiene
mucho más aun de fortuna pues la probabilidad de dar con él es baja. Quedan muy
pocos, lo que hace que el éxito de avistamiento en el safari de linces gire en
torno al 20-30%.
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Coto de pinos y lentiscos |
Al cruzar el puente del Ajolí,
entrada noroeste al parque nacional, los nervios ponen al cuerpo en tensión. A
pesar de su proximidad al pueblo del Rocío, es uno de los enclaves en los que
más veces ha sido visto y fotografiado. La razón se debe en buena medida a la
abundancia de su alimento preferido: el conejo. Preferido hasta el punto de que
hablamos de una dieta tan especializada (supone más del 90% de la biomasa que
ingiere el felino) que podemos afirmar con rotundidad que si no hay conejos no
hay linces.
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El conejo supone el 90% de la dieta del lince. |
Nuestras sensaciones se tornan ciertas y el corazón se acelera cuando a
apenas 50 metros
del puente, sobre la arena todavía húmeda por el rocío de la mañana,
encontramos el rastro de una hembra y un cachorro. Son huellas frescas, muy
frescas; quizá cuestión de minutos.
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Ciervos en la vera del Aulagar |
Comenzamos a seguir el rastro pero éste se interna entre los
lentiscos. Los conejos corren a esconderse a nuestro paso. Una vez perdidas las
huellas entre los arbustos, comenzamos a buscar la aguja en el pajar. Con el
4x4 recorremos las pistas del entorno sin fortuna. Un par de jabalíes, algún
ciervo, bastantes aves… Hace rato que ha salido el sol y éste comienza a
calentar. Las primeras y últimas horas del día son los momentos más factibles para
el gran encuentro pues el lince, como el resto de felinos, se muestra más
activo. También les gusta en verano tumbarse en los márgenes de los caminos,
pues la arena les proporciona algo más de frescor. Con el calor pasan el día
cobijados entre la vegetación, como maestros del camuflaje.
Sin suerte, es hora de continuar el safari hacia la vera por el camino
principal de Sevilla a El Rocío. Con el linde del Coto del Rey a la izquierda y
con el paraje de La Dehesilla a la derecha, llegamos a la entrada a El Vicioso,
otro buen lugar para posibles encuentros con el amenazado felino.
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Jabalí en el Coto del Rey |
Bajo un cielo repleto de milanos negros, enseguida salimos a la vera
del Aulagar. Quizá hoy sea uno de esos días en los que el lince se adentra por
estos terrenos abiertos en busca de alguna cría de gamo o de ciervo. Estos
pequeños cérvidos, en caso de necesidad, pueden ser presa del lince (representa
un 3% de su dieta). El otro alimento ocasional, alrededor de un 7%, son las
anátidas, generalmente cuando estas aves se alejan de la marismas a lagunas más
someras buscando protección durante el momento crítico del periodo de mancada
(cambio de pluma). Con esa idea vamos también hacia la cancela de la
Escupidera, en la marisma Gallega.
A primeros de julio esta parte de la marisma Gallega está seca,
así que continuamos hacia el Caño del Guadiamar, donde nos topamos con un
grupito de flamencos y seguimos hasta el lucio Cerrado Garrido, lugar en el que
se levanta el Centro de Visitantes José Antonio Valverde. Los lucios son
lagunas que permanecen encharcadas durante más tiempo que el resto de la
marisma. La mañana es el mejor momento para la visita de este lugar pues el sol
incide directamente sobre la colonia de ardeidas que hemos venido a ver. Se
trata de una ajetreada colonia, con un incesante ir y venir de adultos, en la
que es posible ver garcilla bueyera, garceta común, martinetes, etc.
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Colonia del lucio Cerrado Garrido |
Al regreso, cuando el sol ya está en lo alto, detenemos el vehículo en
la larga recta de la marisma Gallega. Una silueta ha llamado nuestra atención.
Allí, sobre uno de los postes del camino, se encuentra posada un águila
imperial ibérica, otra de las joyas de la corona de la fauna española. Levanta
el vuelo. Es un damero que se dirige hacia nuestra posición, ganando altura
progresivamente y cruza el camino hacia otro enclave en el que nos descubre,
más alejada, una nueva silueta. En esta ocasión se trata de un adulto. Así es
Doñana, un enclave natural sobresaliente que siempre depara grandes momentos en
la naturaleza. Y así es el lince ibérico, escaso, esquivo, muy difícil de ver
pero que hace que una y otra vez venga a estas tierras con la ilusión de un
nuevo avistamiento.
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Águila imperial. Damero |
Esta salida de safari fotográfico la realicé a mediados de julio de
2014 y como he tratado de describir, no tuvimos fortuna con el lince. Sólo la
magia del momento y la huella de su presencia. Así es este precioso animal. Antes si tuve la suerte de
verlos en otras ocasiones y seguro seguirán otras en las que espero toparme de
nuevo con ese avistamiento deseado, ese momento intenso, fugaz, inolvidable de
contemplar la bella estampa del bello felino.