Páginas

martes, 29 de diciembre de 2015

Feliz Año 2016


Feliz Año  2016
Estamos en pleno invierno y el norte de España arde por la acción de los del mechero y la inacción de los de siempre.
Quiero desearos un muy feliz Año Nuevo sustituyendo una nieve que se resiste a llegar por el blanco de las nubes, las de este mar de algodón en Liébana, en Picos de Europa (Cantabria). Quiero además mandar mucho ánimo al norte de España, que está padeciendo en su rica naturaleza y fantásticos bosques los intereses de los del mechero y sus socios de corbata. Quiero además hacerlo con esta fotografía que tomé hace un par de años en Cantabria, que lo está pasando especialmente mal con los incendios, como mi queridísima Asturias y el resto del norte de la península Ibérica.  

Feliz Año Nuevo  para tod@s  (menos para los del mechero…)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

7 montañas españolas que no puedes dejar de fotografiar

Teide, Tenerife

Es ésta una selección personal. No podía ser de otra forma tratándose de un blog. No es fruto de encuestas sino de amor montañero, el que me une a ellas de una u otra forma desde que tengo uso de razón. Faltan algunas, lo sé, pero he querido destacar siete de ellas, las que de forma imprescindible (creo) no puedes dejar de fotografiar. Y como de sacar fotos se trata, te comento cuándo es el mejor momento del día para fotografiar cada montaña (por aquello de la luz del sol, ya sabes…)
Peñalara, Madrid-Segovia

Peñalara (Madrid-Segovia)
El Pico Peñalara es con 2.428 metros la máxima altura de la Sierra de Guadarrama. La cima más emblemática del parque nacional. Como el parque, la montaña tiene vertiente madrileña y vertiente segoviana. Se puede fotografiar desde varios lugares pero te recomiendo su visión desde la Cuerda Larga (el Alto de Guarramillas por ejemplo es un magnífico mirador natural) o el puerto de Navacerrada, desde donde está tomada esta imagen invernal. Si vas a Cuerda Larga, mejor por la mañana. Si prefieres fotografiarlo desde el Alto de Navacerrada, mejor por la tarde.

Teide (Tenerife)
El Teide es el techo de España. Sus 3.718 m. altitud le convierten además en el tercer volcán más alto del mundo (desde su base). Su visión cambia desde los diferentes ángulos de visión. Las mejores panorámicas (las que más me gustan) se obtienen desde el Alto de Guajara (ruta senderista nº15 del parque nacional), y el mirador de Los Roques, junto a los Roques de García, una de las imágenes más fotografiadas del  parque nacional más visitado de Europa. Esta imagen está tomada desde este mirador en invierno, cuando el estratovolcán se cubre de nieve. ¿y la foto? Por la mañana.

Pico Mulhacén y al fondo la Alcazaba, Sierra Nevada

Mulhacén (Granada)
Es el pico más elevado de la Península Ibérica. Pero sus 3.478 metros de altitud son además muy bellos de fotografiar, especialmente desde su cara norte. Las mejores panorámicas del Mulhacén, junto con la de los otros gigantes andaluces Veleta y Alcazaba, se obtienen desde el sendero de la Vereda de la Estrella y desde la ruta de las Altas Cumbres, donde está hecha esta foto en verano. ¿Cuándo tengo la mejor luz para la foto? Por la mañana en la Vereda de la Estrella y por la tarde en la ruta de las Altas Cumbres del parque nacional Sierra Nevada.

Macizo de Monte Perdido, Huesca.

Monte Perdido (Huesca)
Uno de los picos más emblemáticos del Pirineo y probablemente la montaña a la que más me une en lo personal. Mi querido parque nacional de Ordesa y Monte  Perdido. El Monte Perdido, con sus 3.355 metros de altitud, es además la montaña calcárea más alta del continente. Mis dos miradores naturales para observarlo son la parte cimera de la Sierra de las Cutas y las inmediaciones de Vió, en Añisclo. Desde este último punto está hecha la foto que ilustra este post. En ambos casos mejor por la mañana.

Naranjo de Bulnes, Asturias

Naranjo de Bulnes (Asturias)
En las verticales paredes de este emblemático pico asturiano se han escrito los primeros capítulos de la escalada en roca en nuestro país. Su inconfundible silueta es sin duda una de las más bellas de España. No es la más alta, pero si la más representativa del Parque Nacional Picos de Europa. Desde dónde disfrutar sus mejores panorámicas? Os recomiendo el mirador de Camarmeña, el mirador del Pozo de la Oración (Póo de Cabrales) y el mirador Pedro Udaondo en Asiego. Diferente desde los tres… Id a comprobarlo. Pero sí, mejor con la luz de la tarde.

Macizo del Pedraforca, Barcelona

Pedraforca (Barcelona-Lleida)
En el año 2002 subí caminado hasta coronar los 2.497 metros del Pollegó Superior, la más elevada de esta curiosa y bella montaña de dos cimas separadas por un marcado collado (l’Enforcadura) que le confiere este aspecto único de montaña con dos palas. La otra cima es el Pollegó Inferior (2.400 m.). Silueta inconfundible sólo se parecía desde su visión oriental. En su cara norte cambia absolutamente su visión. La carretera  B-400 hasta llegar a Saldes es un buen mirador permanente sobre la vertiente oriental, la barcelonesa. Mejor foto: por la mañana. Grandes recuerdos montañeros…

Els Encantats, Lleida

Els Encantats (Lleida)

Sin duda los picos más representativos del parque nacional Aigüestortes y  Estany Sant Maurici son los de esta montaña catalana de Los Encantados. Al igual que el Pedraforca, con dos cimas: Gran Encantat (2.747 m. altitud) y 2.738 m. el Petit Encantat. Su estampa más bella es la occidental, con el Estany Sant Maurici a sus pies y los canales rocosos marcados como venas en las paredes de la montaña de doble cima. Las mejores panorámicas se obtienen por la tarde, temprano si es desde la zona de Amitges y Ratera (donde está hecha esta foto) y algo más tarde si lo hacéis desde el mirador de Sant Maurici. 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Por los hayedos de Redes


Hablar del bosque de Redes es hablar del hayedo asturiano por antonomasia. En muchas ocasiones encontramos referencias al hayedo de Redes como una entidad propia, pero no se trata de una mancha boscosa continua, no es un solo bosque de hayas, en definitiva. En las montañas del parque natural y Reserva de la Biosfera de Redes crecen varios hayedos y, lo que si podemos  concretar, es que aproximadamente las tres cuartas partes de las 37.803 hectáreas de este espacio protegido están cubiertas por hayas (Fagus sylvatica). Que no es poco.

Es cierto que el haya no es el mejor compañero con quien compartir bosque. Pocas, muy pocas, son las especies que aguantan las extremas condiciones de humedad ambiental que el haya requiere para vivir. De hecho el hayedo es un bosque monoespecífico en el que, amén de algún acebo o serbal de cazadores disperso, llama la atención la ausencia de estrato arbustivo. Es lógico dado que bajo las hayas el suelo se encuentra casi encharcado.

El árbol ha sido diseñado para que así resulte ya que lo que necesita es mucha agua en el sustrato donde desarrolla sus raíces. Son raíces superficiales, no muy profundas pero si expandidas cual tela de araña por la superficie del sustrato. Existen hayas que brotan en fisuras de rocas siempre que tengan agua disponible. ¿Agua en forma de lluvia? Sí, pero no necesariamente; de hecho lo que al haya más le gusta es la humedad en el ambiente; sus condiciones vitales idóneas son vivir envueltas en la niebla. Esa es la humedad que prefiere. Lo que hace es atrapar esa humedad ambiental en sus hojas internas y conducirla hacia su tronco extremadamente liso para facilitar que el agua resbale hacia la base del tronco, donde se encuentran las raíces. Las hojas periféricas del haya tienen la misión fotosintética principalmente, pero las internas están más destinadas a la captación de esa agua del ambiente. Por ello crecen dispuestas casi horizontalmente, con ligera caída en diagonal para que el agua resbale hacia el tronco. Con esta disposición, la luz casi no penetra en el interior del bosque generando una vez más duras condiciones para la supervivencia de otras plantas.
El haya es un árbol de crecimiento lento pero bastante longevo. ¿Su peor enemigo? las heladas. Por sus requerimientos ambientales crece en zonas de umbría (generalmente en laderas septentrionales) y, aunque tolera bien el frío, no resiste las heladas.

En estas condiciones de altísima humedad ambiental es donde mejor  crece el haya y, por el contrario, donde menos plantas son capaces de acompañarla en el viaje de la vida. El haya está más presente en la parte oriental de Asturias ¿por qué? porque allí el clima es más regular en cuanto a esas lluvias y nieblas durante todo el año. Los veranos en el occidente son más secos (el roble se adapta mejor).

Redes se encuentra en el sureste asturiano, en los concejos de Caso y Sobrescobio. Estos bosques atlánticos, especialmente los maduros, son el hábitat idóneo para el gran señor alado del bosque, el urogallo cantábrico. Lamentablemente se pueden contar con los dedos de una mano los ejemplares del bello gallo de bosque que todavía subsisten en el corazón de los bosques de Redes. Sin duda tuvieron tiempos mejores, pero esperemos que los proyectos de recuperación y mejora del hábitat de la especie den sus frutos. En ellos se mueven ciervos, corzos, lobos y osos. También pájaros carpinteros como el pito negro o el pico mediano. Y no sólo crecen hayas en Redes, también robledales, abedulares, etc.


Si tenéis pensado acercaros a este hermoso parque natural asturiano para disfrutar de sus hayedos os recomiendo hacerlo a finales de primavera o mejor aún en otoño. Pocas especies arbóreas derrochan tal despliegue cromático como el  haya. Y a las hora de elegir qué bosque del parque disfrutar os recomiendo: las orillas del embalse de Tañes, y los bosques que crecen en la parte alta de la Ruta del Alba, y en los entornos de Caleao, Bezanes, Pendones y Tarna. 

lunes, 19 de octubre de 2015

Quebrantahuesos en Picos de Europa


Sobre la Canal de Asotín se situaba el último nido de quebrantahuesos visto en Picos de Europa. Fue por los años 1960-1965 cuando una pareja del gran buitre naranja crió por última vez en estas montañas calizas de la Cordillera Cantábrica. Aquí tenían (y tienen) su hábitat idóneo porque el quebrantahuesos nunca se marchó por voluntad propia de Picos. Fue extinguido a mediados del siglo XX. De la misma forma que fue eliminado el lobo del Pirineo con los envenenamientos en el siglo XIX. Erradicado el lobo pirenaico, el quebrantahuesos voló libre y lo continúa haciendo. En Picos los envenenamientos no cesaron y el quebrantahuesos se alimentó de restos óseos tóxicos de los cánidos ibéricos hasta desaparecer. Su hábitat sigue casi, como lo dejó, con abundante comida (rebecos, corzos, ovejas, cabras, etc.). De sus huesos obtiene la osteína que necesita para alimentarse.


Y fue en el año 2006 cuando la Fundación Quebrantahuesos devolvió a éstas montañas lo que siempre fue suyo, una pareja de quebrantahuesos. Gracias a la labor de esta fundación (podéis conocer todo sobre la Fundación y el quebrantahuesos en el magnífico centro de interpretación ubicado en Benia de Onís) estas majestuosas rapaces han regresado a Picos de Europa. Y han vuelto para quedarse aunque la reintroducción no está siendo sencilla. La Fundación trabajó (hasta 2005) en la línea de crear las condiciones ambientales necesarias para el establecimiento permanente de los ejemplares de quebrantahuesos presentes en el entorno montañoso de los Picos de Europa, objetivo prioritario del proyecto de reintroducción de la especie. Realizó la suelta de ejemplares venidos desde el Pirineo en la zona del Cares y vela por el éxito de este complejo, ambicioso y precioso proyecto. El comportamiento territorial del águila real puso en jaque al gran buitre en 2014, que sigue luchando por quedarse. La zona de los Lagos de Covadonga es punto de referencia para intenatar observar el vuelo del gran buitre. Por la zona lacustre se mueve (el quebrantahuesos puede desplazarse unos 60 kilómetros al día) y de camino a los lagos, en el Mirador  de la Reina, se ha inaugurado este verano un comedero para aves carroñeras, el único existente en la región. En este lugar de alimentación el quebrantahuesos no es la única especie necrófaga observable, pero si la estrella del lugar.
Jaula para el quebrantahuesos en Picos
Comedero aves necrófagas en el Mirador de la Reina


Para conocer mejor la Vida del Quebrantahuesos en Picos os recomiendo hacerlo de la mano de La Casa de la Montaña y Fernando Ruiz, gran profesional y conocedor como pocos de los Picos, su morada  y lugar de trabajo. No es la primera vez que os hablo de mi buen amigo Tato (seguramente tampoco la última). Desde la Casa de la Montaña desarrolla la actividad que incluye una excursión de montaña en la que se visita una majada de pastores y el área de reintroducción del Quebrantahuesos. Aquí os dejo más info de la actividad.

jueves, 1 de octubre de 2015

Berrea del ciervo en las montañas de Aller


En el concejo asturiano de Aller las montañas suenan, más bien retumban, en estos días en los que los ciervos andan con la sangre alterada, en plena época de celo. Es la berrea del venado, uno de los espectáculos de la fauna Ibérica más esperados del otoño.
Durante la noche y a primera y última hora del día, la vida en el bosque cobra especial actividad en los meses de septiembre y octubre. Dependiendo de cómo haya venido el verano en cuanto a lluvias puede retrasarse alguna semana (como ha ocurrido este año), pero es habitualmente a mediados de septiembre cuando los venados comienzan su periodo de celo.  Es momento de defender territorios por parte de los machos y lucir poderío frente a las hembras. Las zonas donde abunda la comida y el agua son siempre los mejores territorios y los enormes machos de venado no dudan en entablar poderosas peleas chocando sus cuernas contra otros machos para conquistar a las hembras y formar su harén, que puede llegar a estar integrado por hasta 50 ciervas.


Es en esos momentos del día cuando los venados abandonan la seguridad del interior del bosque y salen a las carbas -zonas de arbusto donde crecen sobre todo de escobas, brezos y helechos-, para dejarse ver. No suelen alejarse mucho del bosque (hayedo en estas zonas), quedándose en las lindes arbóreas, al cual regresan cuando el calor comienza a adueñarse de la mañana. En días lluviosos y frescos el periodo de actividad es mayor.

Otros venados permanecen berreando en el interior del bosque, defendiendo con su potente sonido gutural su parcela de hayedo y saliendo de vez en cuando a los prados. Cuando uno permanece en silencio unos instantes se da cuenta de que están por todas partes y el visitante, como yo, bien que lo agradece, pues es a lo que he venido estos días a Aller, a disfrutar del espectáculo sonoro y visual de la berrea del venado. Como pude comprobar, sin duda uno de los mejores lugares de España para tal actividad.


He estado en muchos otros lugares observando la berrea pero en estas montañas asturianas de la Montaña Central, al sur del Principado, es diferente. Tiene además el componente de los paisajes cantábricos, de los bosques impenetrables -de robles y fundamentalmente hayas- que tapizan laderas de las que emergen cimas de más de dos mil metros de altitud, moles calcáreas y crestones, desfiladeros calizos como el Monumento Natural de las Foces de El Pino o las Foces de Río Aller. Creedme si os digo que ya sólo el acceso a los puntos de observación ya bien valen la pena; las panorámicas desde los altos y collados, caminar por el hayedo sintiendo el espíritu del escasísimo urogallo cantábrico… una delicia y una experiencia en sí misma.

Y es que estos días el tintineo de los cencerros de las vacas en los prados queda enmudecido por el bramido del ciervo y la visión de los enormes machos chocando sus cuernas que lucen poderosas en esta época. Sus cuernas caducas están programadas para ello; cada año, al llegar la primavera, los machos pierden sus cuernas para volver a salir en una nueva que será más grande, larga y robusta que la del año anterior. Con el paso de los meses estivales va creciendo a gran ritmo para tenerla lista en el mes de septiembre, cuando será su principal recurso seductor y defensivo durante la  los meses de celo.

Aquí los ciervos se ven quizá algo más lejos que en otras partes, pero el penetrante sonido de la berrea se escucha mejor que en ningún sitio, amplificado por los cuencas altas de los valles en los que se desarrolla el espectáculo. Los ciervos llevan ya quince días en plena actividad pero lo mejor está aún por llegar, cuando caigan las primeras lluvias del otoño y bajen las temperaturas que permitan prolongar el espectáculo. Es ahora pues cuando recomiendo que os acerquéis hasta las montañas de Aller, que lindan al este con la Reserva de la Biosfera de Redes y al oeste con la Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa. Aquí, en las partes altas de los valles del río Braña o San Isidro, Aller y de otros pequeños valles secundarios regados por ríos y arroyos tributarios, los sonidos de la berrea retumban a gran volumen gracias a las características topográficas de estos valles, que actúan como cajas de resonancia para la banda sonora del otoño. Bendita orografía una vez más. Algunas de las mejores zonas de observación están en la cuenca alta del río Aller, en lugares como La PandaCardeoCellero-El LlanónLa Tabierna, etc.

Para disfrutar de la berrea del ciervo el concejo de Aller ha creado la web laberreaenasturias.com, donde encontrar los alojamientos y empresas que ofrecen la actividad (a precio magnífico, por cierto). Lo dicho, os animo a disfrutar en las montañas de Aller del  espectáculo de la berrea del venado, un concierto que tiene lugar en función de mañana y tarde. Impresionante.

domingo, 9 de agosto de 2015

Flora y agua en las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas

Laguna de Valdeazores, río Borosa.

El vasto parque natural decretado en 1986 para proteger la valiosa naturaleza de las sierras jienenses de Cazorla, Segura y Las Villas es, con sus 214.300 hectáreas, el mayor espacio natural protegido de España y el segundo de Europa. Entre sus múltiples valores naturales y paisajísticos destacan sin duda sus importantes recursos botánicos. Se trata del mayor bosque de la península Ibérica, un enorme bosque en el que crecen casi 2.200 especies de flora y destacan casi 50 especies de orquídeas. Sobresaliente es el apartado de endemismos, con 361 especies endémicas. De ellas 34 sólo crecen aquí, 108 son exclusivas de Andalucía y 214 corresponden a endemismos ibéricos y norteafricanos. Entre las plantas más preciadas se encuentran la violeta de Cazorla, el geranio de Cazorla, la aquileña, el narciso, el atrapamoscas, etc.
El mayor bosque de España tapiza las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas
Encina monumental

Pero lo que seguro llama la atención a los ojos del visitante es el verde que tapiza las laderas montañosas de estas sierras. La catena está compuesta sobre todo por pinos, que tal y como demuestran los análisis de polen fósil, ya estaban aquí desde al menos diez mil años. Hasta los 1.000 metros de altitud crece el pino carrasco o de Alepo, por encima de éstos hasta los 1.300 metros de altitud, el pinar está dominado por el pino negral y finalmente, por encima de 1.300 metros, el pino laricio. Pero no sólo crecen pinos en Cazorla, ni mucho menos. También otras especies mediterráneas como la encina, el madroño, quejigos, sabinas, enebros, agracejos, mostajos, coscojas, etc. En las zonas más húmedas los robles presiden un bosque caducifolio en el que viven también arces, tejos, serbales, etc. y junto al curso de los ríos y arroyos, magníficos bosques de ribera. Gran variedad vegetal entre los 500 metros de altitud de la cota más baja, al sur del parque, y los 2.107 metros del Cerro de las Empanadas, su punto más elevado.
Violeta de Cazorla
Geranio de Cazorla

Y precisamente el agua  es otro de los elementos protagonistas en los paisajes del parque natural. Aquí nacen el río Guadalquivir, que desemboca en el Atlántico (Doñana) después de 657 kilómetros de trazado andaluz, y el río Segura que cede sus aguas al Mediterráneo en la provincia de Murcia tras 325 kilómetros de recorrido. Existen varios enclaves ligados al agua que merecen una obligada visita en cualquier viaje a las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas: el nacimiento del Guadalquivir, el nacimiento del Guadiana, el embalse del Tranco (un lugar único para observar ungulados) y el río Borosa. A éste último le tengo especial cariño pues fue una de mis primeras excursiones senderistas. Especialmente en un par de enclaves asociados al río como la cerrada de Elías, por donde es preciso caminar entre pasarelas ancladas a la pared) o las lagunas de Valdeazores y Aguas Negras. Junto a la orilla de la laguna de Aguas Negras se encuentra el nacimiento del Borosa.
Nacimiento del Borosa, laguna de Aguas Negras.

Otra cerrada espectacular (garganta estrecha o paso encajonado del río entre paredes rocosas) es la cerrada del Utrero. En esta ocasión el protagonista fluvial es el Guadalquivir, que al poco de nacer, discurre encajado entre paredones calizos y lapiaces, con bellos saltos de agua, pozas cristalinas y cascadas, como el Salto de Linarejos.
Cascada de Linarejos, en la Cerrada del Utrero
Río Guadalquivir en la cerrada del Utrero.

En definitiva, os recomiendo fervientemente una visita al mayor bosque de coníferas de España y un asomo a los bellos rincones acuáticos que esconden las montañas andaluzas, declaradas también ZEPA (1987) y Reserva de la Biosfera (1983). Uno de los principales y más emblemáticos espacios naturales protegidos de la península Ibérica. En mi última visita me alojé en la villa de Cazorla, que también os recomiendo.

lunes, 13 de julio de 2015

Los Cahorros de Monachil


Los Cahorros son surcos empinados y escabrosos en las laderas de los cerros, así es como se conoce en la zona a estos elementos fruto de la erosión sobre el sustrato calizo. Uno de los mejores ejemplos en el macizo de Sierra Nevada es sin duda el de Los Cahorros de Monachil, en el noroeste del Espacio Natural.



Para llegar hasta ellos hay que llegar hasta la parte alta del pueblo de Monachil (Granada). Además de ser una ruta espectacular, con la dosis de aventura y adrenalina que siempre aportan pasos de la ruta como el puente colgante, la ruta de Los Cahorros de Monachil permite conocer de cerca los recursos naturales vinculados a la media montaña de Sierra Nevada, donde crecen encinares montanos y pinares con sabina mora, ambos sobre suelo calizo. Las encinas suben en la media montaña entre los 1.500-1.900 metros de altitud y crecen acompañadas de enebro de la miera o el torvisco, si bien pueden verse acompañadas en suelos más profundos y zonas más frescas por quejigos. Encontramos también un espinal de endrinos, majuelos, escaramujos, durillos, arces, agracejos, etc. En zonas en las que crece el escobón y el lastón. Encinas y pinos hablan de la exposición solar de estos parajes, que fuera de la humedad de la angosta garganta que protagoniza la ruta, domina los paisajes áridos de terrenos abiertos.

La presencia de agua del río Monachil determina la existencia también de especies de ribera como álamos, mimbreras, juncos y espartal. Este fantástico recorrido circular de 8,2 kilómetros (dif: baja-media) con inicio y final en la Era de los Portachuelos (Monachil). El itinerario atraviesa parajes como las Eras de los Renegrales que, como la de los Portachuelos, son paisajes humanizados ligados a la agricultura, superficies horizontales destinadas a trillar el trigo, centeno, avena, etc. separando mejor el grano y la paja. El primer tramo de la ruta transcurre por estos paisajes humanizados. No en vano estamos en territorio del parque natural y Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada.


Le siguen parajes como el de la antigua central, el mencionado puente colgante de 63 metros de longitud –en pleno cañón calizo-, el enclave de Las Azuelas, más abierto, que sigue a las estrecheces del cañón, o la fuente de Las Chorreras. El regreso al punto de partida se hace por paisajes más abiertos, en el linde con el parque nacional, pero no menos espectaculares (camino de la Solana).
Camino de la Solana

Castañar de Bubión


El contrapunto a estos paisajes áridos y verticales lo encontramos en los bosques y especies que como quejigos y castaños, adquieren en el otoño unos matices de colores realmente bellos, salpicados de arces, mostajos, etc. Magníficos ejemplos encontramos en la Alpujarra de Granada. Un bosque que al llegar el otoño se viste de gala es el castañar de Bubión, muy cerca de la villa de Bubión donde me alojo para acometer estas excursiones por la mitad occidental del macizo de Sierra Nevada, uno de los pesos pesados de la naturaleza ibérica. 

martes, 7 de julio de 2015

Por las cumbres de Sierra Nevada

 
Laguna de La Caldera
Los paisajes geológicos de Sierra Nevada son fundamentalmente tres: la orla sedimentaria de borde en la montaña baja y media, por encima de ésta, las calizas y dolomías del complejo Alpujárrido, y finalmente, en la alta montaña, los esquistos metamórficos del Complejo Nevado-Filábride.

Este Espacio Natural formado por el Parque Natural y el Parque Nacional de Sierra Nevada es único por muchas cosas, pero sin duda, varios de sus recursos naturales exclusivos hay que buscarlos en la alta montaña de Sierra Nevada, así que hoy me centro allí, en las cumbres de Sierra Nevada, en los esquistos metamórficos. Un cómo sendero enlaza la Hoya de la Mora (vertiente norte) y más arriba las Posiciones del Veleta, con el Alto del Chorrillo y la Hoya del Portillo (vertiente sur), la dificultad estriba, eso sí, en que se camina en altura, en torno a los 3.000 metros de altitud. Si además, como es mi caso, se sube hasta la cima del Mulhacén, casi 500 metros más de desnivel.
 
Laguna de la Caldera y  al fondo la cima del Mulhacén
La experiencia en la naturaleza que quiero compartir con vosotros a través de este post no puede ser más sugerente, ambiciosa, y espectacular: subir caminando al Mulhacén, y conocer de primera mano la extraordinaria riqueza botánica y faunística de los endemismos de alta montaña de Sierra Nevada. De paso, disfrutar con sus paisajes glaciares. Una completa jornada senderista estival para la que emplearemos, caminando con la calma que la excursión requiere, unas 8 horas (dependiendo del lugar de inicio y final. El transporte del Servicio de Interpretación de las Altas Cumbres ayuda bastante en la logística de la ruta).
El acceso hasta la cima del Mulhacén, que con sus 3.478 metros de altitud es la montaña más alta de la Península Ibérica, es sencillo, hay que caminar sin prisa, siguiendo el sendero que parte desde la zona de La Caldera (viniendo desde el Veleta) o mejor aún, por la senda que sube más progresivamente desde el Alto del Chorrillo si accedemos por La Alpujarra. En mi caso, alojado como estoy en la fantástica Villa de Bubión (Alpujarra de Granada), la opción es ésta segunda vía, aunque en años anteriores tuve ocasión de hacerlo también caminando desde la vertiente norte. No hay que olvidar nunca que caminamos por alta  montaña.
Estrella de Sierra Nevada


Caminando despacio, además de facilitar la adaptación a la altitud, se observa precisamente cómo otros seres vivos se han adaptado a las exigentes condiciones de la alta montaña. Es el caso de especies botánicas tan formidables como la estrella de las nieves, la Arenaria nevadensis, la amapola de Sierra Nevada, la violeta de Sierra Nevada, rompepiedras, etc. De las 2.100 especies de plantas existentes en Sierra Nevada 77 son endémicas exclusivas. En las altas cumbres a partir de los 3.000 metros, sólo los piornos crecen como representantes del estrato arbustivo (con porte almohadillado a modo de iglú natural), el resto son plantas herbáceas. Como adaptaciones botánicas a la alta montaña, las hojas son casi eliminadas para reducir la superficie de la planta expuesta a la pérdida de agua mediante transpiración, además de otras estrategias como el desarrollo de rosetas, la capacidad de rebrotar desde el cuello de la raíz, reducir la actividad (musgos y líquenes fundamentalmente), almacenar agua, realizar la fotosíntesis por el tallo en lugar de las hojas, aparición de espinas, de cubiertas de pelos blancos que reflejan la radiación solar, etc. Por supuesto, ni  rastro de los árboles, qué no suben más de los  2.400 metros de altitud en Sierra Nevada. En la alta montaña encontramos ecosistemas tan interesantes como los roquedos, los pastizales, las lagunas, los borreguiles, enebral-piornal, etc.
 
Bajando del Mulhacén. Al fondo, el Veleta
Más sorprendente aún resulta la adaptación mostrada por los insectos para sobrevivir en estas condiciones de elevada radiación solar, gran cantidad de nieve, bajas temperaturas invernales y altas temperaturas estivales, ventiscas, etc. Ser capaz de reducir al mínimo la actividad puede ser la diferencia entre sobrevivir o no en las altas cumbres, y eso los insectos lo saben bien. A la reducción del periodo de actividad, se unen otras estrategias como el favorecimiento de formas melánicas y redondeadas; las alas no son necesarias para desplazarse ni cambiar de hábitat, tampoco para huir de depredadores (casi inexistentes en estas altitudes). Las formas ápteras (sin alas) son otra ventajosa adaptación. El mimetismo si es más necesario como estrategia defensiva. Buenos ejemplos adaptativos son los endémicos Eumigeus rubioi (saltamontes), Baetica ustulata o la mariposa Apolo de Sierra Nevada. Algunas de las especies endémicas de las cumbres de Sierra Nevada. El espacio natural cuenta con 80 endemismos exclusivos.
Mariposa Apolo de Sierra Nevada

Fruto de estas adaptaciones morfológicas, cromáticas, fisiológicas y reproductoras es el intenso proceso de especialización que se traduce pues en un alto número de especies y subespecies endémicas de flora y fauna.

Las cumbres de Sierra Nevada son además una lección al aire libre sobre glaciarismo, pues a este proceso deben su morfología. Su origen se debe a la presencia desde el último 1,7 millón de años, de masas de hielo que han modelado la roca del paisaje arrastrando los detritus hacia cotas inferiores: circos glaciares y su continuación en valles en U y elementos asociados como las morrenas o, siempre mucho más fotogénicas, las lagunas de alta montaña que ocupan el fondo de las cubetas glaciares: La Caldera, Laguna Larga, Laguna de Aguas Verdes, antigua Laguna de las Yeguas, etc.

Entre los circos glaciares más espectaculares son Río Seco y Siete Lagunas en la vertiente sur y Corral del Veleta y Valdeinfierno (Puntal de la Caldera) en la cara norte. Lanjarón y Río Veleta son dos magníficos ejemplos de valles en U. Otros glaciares son Vacares (cara norte Alcazaba), Valdecasillas (cara norte Mulhacén) o el Glaciar Guarnón (cara norte Veleta).


Allí arriba, sobre la roca de los esquistos metamórficos la acción del hielo crea cascajares, rocas aborregadas y estrías glaciales se mueven como pez en el agua las cabras montesas, que cuentan en Sierra Nevada con la mayor población mundial de la especie. Otro atractivo más en una jornada en la que éstos se suceden.

lunes, 15 de junio de 2015

Vía Verde de la Subbética, entre aves y olivos

Zuheros y el viaducto sobre el Bailón, en la vía verde

Al sur de la provincia de Córdoba emerge una parte de la cordillera Bética de suaves valles tapizados de bosque mediterráneo y vastas extensiones de olivo, coronados por escarpados paisajes calizos que forman las Sierras Subbéticas. Su sobresaliente importancia natural le ha llevado a ser declarado parque natural y geoparque. A la importancia mundial de estas sierras en el aspecto geológico y de los fósiles ya dediqué un post que podéis recordar en este enlace. Hoy quiero  detenerme en el mar de olivos que monopolizan los cultivos de la zona (98% del cultivo está dedicado al olivo), en su importancia paisajística y etnográfica en la historia de esta comarca andaluza y su importancia ornitológica como ecosistema, especialmente para las aves migratorias y sobre todo para los pequeños pájaros.
Abejaruco europeo


Una forma perfecta de conocer estos paisajes mediterráneos tapizados de olivar es sin duda siguiendo el antiguo trazado del Tren del Aceite, convertido en la Vía Verde de la Subbética. El tren funcionó hasta 1985 transportando sobre todo, aceite a granel. Es fácil ponerse rápidamente en ambiente con las primeras pedaladas, pues la compañía de los millones de olivos que envuelven la ruta es una constante.
Pasando por Doña Mencía

Hoy es posible simular al tren pedaleando o caminando por el que hasta hace no demasiado fue su trazado, gracias al perfecto acondicionamiento de esta vía verde de 65 kilómetros entre Luque y Puente Genil, atravesando además Zuheros, Doña Mencía, Cabra, Lucena y Navas del Selpillar. Cuenta con áreas de descanso, 6 estaciones, 1 apeadero, 1 túnel y 8 viaductos, puentes o pasarelas (algunos realmente impresionantes como el del Guadajoz al inicio de la ruta, el del Bailón en Zuheros o el de la Sima, en Cabra). Os recomiendo una parada con calma en la estación de Cabra, pues además de poder contemplar la antigua maquinaria ferroviaria, allí se encuentra el Centro de Interpretación del Tren del Aceite.
Estación de Cabra

Desde el punto de vista natural destaca sin duda la Reserva Natural Laguna del Salobral, la Laguna de Zóñar y el propio curso del río Genil, por lo que al trayecto del trazado respecta, si bien en el parque natural/geoparque encontramos muy cerca de la vía verde enclaves sobresalientes como la Cueva de los Murciélagos o el Cañón del Bailón, ambos junto al pueblo de Zuheros. 
Manantial Fuente del Río, en Cabra

Pero me llamó mucho la atención la cantidad de manantiales y fuentes dispersos a lo largo y ancho del parque, que es conocido como el acuífero del que bebe Córdoba. Sobre la cantidad de agua que rezuman las tripas calizas de estas montañas basta acercarse hasta el embalse de Iznájar, el mayor de Andalucía.
Los olivos ocupan el 98% de los cultivos del parque natural

Os recomiendo fervientemente recorrer la vía verde con calma, en busca de la infinidad de pájaros que revolotean entre las ramas de los olivos, realizando múltiples paradas prismático en mano en los diferentes ambientes que atraviesa la ruta. La lista de especies es muy amplia, sobre todo en época migratoria. Los olivos ofrecen sombra y protección a muchísimas pequeñas aves (currucas, jilgueros, pinzones, petirrojos, mosquiteros, verderones, verdecillos, etc.). Llamarán vuestra atención a buen seguro los alcaudones y los ruidosos abejarucos. Al igual que abubillas, urracas, collalbas, y otras aves de mayor tamaño como perdices, mochuelos, etc.
Petirrojo

En los farallones rocosos viven otras aves de mayor tamaño, las rapaces rupícolas: águila-azor perdicera, águila real, alimoche, la nutrida colonia de buitre leonado y la mayor población andaluza de halcón peregrino, entre otras especies como la chova piquirroja, el roquero solitario, roquero rojo, acentor alpino, etc.  Os recomiendo la Ruta de la Buitrera para disfrutar de este espectáculo ornitológico. La Sierras Subbéticas son además de parque natural y Geoparque, Zona Especial de Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Y a la hora de alojarse: el hotel Villa de Priego, en Zagrilla.
El Hotel Villa de Priego, reproduce un pueblo local.