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jueves, 16 de octubre de 2014

La berrea del ciervo en la sierra del Boumort


Es ésta una experiencia de ver, pero sobre todo de escuchar, la naturaleza; más concretamente la banda sonora por excelencia en los bosques ibéricos: la berrea del ciervo. A comienzos del otoño, entre mediados de septiembre y mediados de octubre aproximadamente, tiene lugar el espectáculo del celo en los cérvidos ibéricos (ciervo común, gamos y corzos). Más adelante tiene lugar la del bóvido endémico español (cabra montés).
Este periodo de celo es conocido como Berrea y depende de factores como la latitud y de parámetros climatológicos, este periodo puede adelantarse o retrasarse unos días o incluso semanas.


La más espectacular por su sonido es la berrea del ciervo común o europeo (Cervus elaphus), que es el que habita la sierras catalanas. Es el cérvido más grande de cuantos pueblan la península Ibérica y presenta un marcado dimorfismo sexual, es decir, los machos y las hembras presentan claras diferencias que en el caso del ciervo son, sobre todo, el mayor tamaño (pueden pesar hasta 200 kilogramos, casi dos tercios más que las hembras) y mayor corpulencia de los machos además de poseer unas cuernas, ausentes en las hembras. Las cuernas se renuevan cada año. A finales del invierno se le caen por el empuje de la incipiente nueva cornamenta que se desarrollará en primavera hasta alcanzar un porte mayor que la del año anterior y añadir una nueva punta como marca de crecimiento. Por el número de puntas de un ciervo macho se puede conocer estimativamente su edad. Los varetos son los ciervos jóvenes, con una sola punta, horquillones son los que tienen dos puntas, etc.


Además de los fuertes bramidos o berridos que emiten los machos para atraer a las hembras durante la berrea, las cuernas les sirven para protagonizar violentas disputas con otros machos y ganarse el favor del harén de hembras, apareándose con varias en cada celo. En mayo-junio los cervatillos verán la luz y comenzarán a crecer junto a su madre y el resto de hembras hasta alcanzar la madurez sexual, que en los machos es a los 2-3 años y en las hembras a los 1-2 años. Es en los primeros 3-4 meses de vida, mientras son amamantados por sus progenitoras, cuando tienen las características manchas blancas o pintas en el pelaje.

En las semanas de septiembre y octubre, a primera hora de la mañana y última de la tarde, además de la noche, los machos comienzan a hacerse oír en el interior del bosque. No resulta fácil observarlos, pero desde luego se dejan oír con fuerza, a varios kilómetros de distancia. Son los dueños del bosque en estos días y así quieren mostrarse.


Una de las mayores poblaciones de ciervos del Pirineo vive en la sierra del Boumort situada entre los valles de la Noguera Pallaresa y del Segre. Una sierra que, frondosa y escarpada, proporciona al ciervo toda la intimidad que necesita y que combina a la perfección con las praderas en la linde de bosque donde gusta salir a alimentarse. La Reserva Nacional de Caza de la Sierra del Boumort, con 13.097 hectáreas (en su mayoría propiedad de la Generalitat de Catalunya), es además un enclave muy importante desde el punto de vista de flora, con vegetación atlántica, mediterránea y borealpina gracias al gradiente altitudinal que supera los 2.000 metros de altitud (Cap de Boumort con 2.077 m.), y proporciona el hábitat idóneo para otras especies sobresalientes de la fauna catalana pirenaica como el urogallo, el quebrantahuesos, el buitre negro o el pito negro.
No dudéis en programar una visita con tiempo si queréis disfrutar de la berrea en tribuna.

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