En una de las
zonas más bellas del parque nacional de Cabañeros (Ciudad Real), los
Navalucillos, se localiza la cascada del Chorro, su principal atractivo. Justo
a la entrada del valle, muy cerca del inicio de la ruta hasta el Chorro de Los
Navalucillos, existe una sencilla ruta senderista (paseo incluso por su nula
dificultad) que conduce hasta “La Encina”, como todo el mundo conoce en la zona.
Desde la caseta
de información del parque nacional y la cancela que restringe el acceso con
vehículo privado por la pista que se adentra garganta arriba hacia el Chorro, compartimos
los escasos primeros cien metros del recorrido para tomar la bifurcación a la
derecha y ascender ligeramente por la pista. Avanzamos entre un mar de jaras
coincidiendo con el límite del parque nacional hasta algunos ejemplares de
encina de gran tamaño. Se llega enseguida (15 minutos) y el primero que nos
recibe, es el más vetusto de todos. Una encina enorme, de porte majestuoso, una
copa descomunal y numerosas ramas de gran grosor denotan que se trata de una
encina centenaria. Milenaria diría yo. Es un árbol singular. Y como siempre que
estamos ante uno de estos viejos árboles cuyo perímetro troncal es más que
sobresaliente asalta la misma pregunta ¿Cuánta gente hace falta para rodear el
árbol con las manos entrelazadas? No lo he probado (es lo que tiene estar en
ese momento sólo dos personas) pero seguro que unas cuantas. A ojo 4-5. Medidas
aparte, la ruta de La Encina es un agradable paseo por una de los recorridos
menos frecuentados de Cabañeros. Monte mediterráneo en estado puro. Tumbarse a
la sombra de este chaparro no tiene precio…
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