El hayedo de
Monasterio de Hermo, en Asturias, es un bosque diferente por varios motivos. Por su
tamaño grande, muy grande, el mayor bosque de hayas de Asturias y uno de los
más extensos de la península Ibérica (más de 1.500 hectáreas). Por su
ubicación, en los dominios del roble, en suelos de pizarras y donde la geología
y el clima propician la aparición de otras especies atlánticas en detrimento
del haya. De hecho, cerca crece el Bosque de Muniellos, el mayor robledal
atlántico y uno de los mejor conservados de España; también una de las mejores
representaciones europeas de estas formaciones boscosas.
Y también es diferente por carecer de senderos homologados
que lo transiten. Así es, aquí el visitante no encontrará balizas blancas y
rojas, ni amarillas y blancas, ni siquiera los colores verdes y blancos de los
senderos locales. Tampoco carteles senderistas ni balizas. Entre las hayas
hallarás bosque (permíteme este trabalenguas ortográfico), sólo flora en buen
estado de conservación (pertenece a la Reserva de la Biosfera de Muniellos y está englobado en el parque natural Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias) a pesar de
encontrarse en territorio con actividad minera.
Así que te propongo conocer este enorme bosque de hayas en pleno
territorio del roble de una forma también diferente, mediante ecotouring y
algún breve paseo que logre impregnarte de la magia otoñal de estos árboles
marcescentes y caducifolios.
Por lo que a ecotouring respecta, la sinuosa y estrecha carretera
local que desde Rengos se adentra por el valle del recién nacido río Narcea hasta
Monasterio de Hermo es una invitación a la conducción lenta, especialmente a
partir de Gedrez cuando el valle se estrecha y la masa de hayas en la ladera
derecha (umbría) comienza a erigirse en protagonista del paisaje. En los tramos
en los que el río corre paralelo al asfalto, la belleza es máxima.
De pronto el valle comienza a abrirse hacia su cabecera, donde se asienta entre prados, el tranquilo pueblecito de Monasterio de Hermo. La carretera no termina aquí, continúa un par de kilómetros valle arriba hasta una barrera que indica que se entra en propiedad privada (no pasar). Más arriba aguarda alguna braña y los regatos que forman el nacimiento oficial del famoso río asturiano. Son las conocidas Fuentes del Narcea. Esos escasos kilómetros de carretera permiten al visitante, eso sí, ganar perspectiva sobre el Monte de Hermo, sobre la ladera tapizada de hayas a la que sólo es posible adentrarse a pie en cortos trechos mediante pistas y caminos. Es el lugar para conocer el interior del hayedo y su particular atmósfera. Rápidamente las sensaciones abren todos los poros de la piel, máxime al pensar que además de hojas multicolores, aquí moran osos, lobos urogallos… ummmm quien sabe…
Bonito lugar. Lo visitaré este verano, cuando todo vuelva a la normalidad.
ResponderEliminarGracias por compartir 💚
Bendiciones.
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